Hace 4 años mas o menos, tomé la decisión de dejar la seguridad de un sueldo para lanzarme a la aventura de crear mi propio camino y mi libertad económica, y quiero confesarles que apenas hasta hace unas semanas, estoy disfrutando al 100% el haber tomado esta decisión sin culpa y sin estrés.
La pasé muy mal en el mundo ejecutivo, realmente nunca encajé ahí, en las poses, en los puestos, los protocolos, los horarios y las metas que le hacían ganar más a otros que a mí, y no juzgo ese camino, simplemente sé con certeza que no es para mí, porque como dice mi astróloga personal, Diana Sardas, soy Acuario, soy aire, soy libre y vine a este mundo a romper estructuras. Así es que siendo lo más Acuario posible, me salí de ahí, pero sin darme cuenta me traje de mi escritorio el estrés, la competitividad, el “overdoing” y la ansiedad, sin darme cuenta, salí por la puerta de ese edificio en Prado Norte creyendo que todo iba a cambiar afuera mientras seguía trayendo puesto el traje godín.
Me fui a la India, y eso me ayudó a despejarme un poco, pero aún así no logré desconectarme de ese estrés, era de las más ñoñas del grupo, si teníamos examen, todos se iban a estudiar juntos a la orilla del Ganges con un chai, mientras yo me encerraba en mi cuarto a estudiar horas seguidas, porque según yo no puedo estudiar en grupo, al final todos pasamos y nos certificamos, los demás con muchas más experiencias para contar y yo con un poco menos y muchas de esas incluían anécdotas del encierro en mi cuarto.
La pasé muy bien, tampoco voy a exagerar, pero lo que quiero decir es que me costaba mucho trabajo soltar y disfrutar, yo sentía que todo el tiempo tenía que ser la mejor de la clase, aprenderme todas las posturas y hacerlas perfectas, estar en mood horarios, competencia, estructura y protocolos, como si siguiera en oficina.
La adicción al hacer lleva al estrés.
Y así fueron los siguientes años, incluso cuando me embaracé terminé dos veces en el hospital por contracciones, todos me pedían reposo, que descansara, pero yo no podía parar, pareciera como si sintiera que no merecía momentos de relajación en la cama, que todo el tiempo debía estar produciendo, haciendo, cumpliendo y destacando, y aunque tenía libertad de horario, yo me limité, me volví a estructurar, forzar y presionar, parecía que estaba viviendo la vida de mis sueños, pero lo único que verdaderamente había cambiado era mi sueldo, era menor y no llegaba cada quincena, así es que pues tenía un estrés más.
Por un lado trabajaba en lo que me apasionaba, daba clases, talleres y recién parida hasta monté un estudio de meditación, yo en loca, en poseída por producir, por convertirme en la super power woman, pero seguía ese gusanito o más bien boa de estrés en mi interior, me sentía obligada a hacer, presionada, y en ese estado no se puede ser creativa, no se puede fluir, y lo más importante; no se puede disfrutar.
Empezar a ser da mucha paz.
Así, es que una vez más, solté todo, pero está vez lo solté de verdad, porque mi pasión, mi vida, mi familia, mi disfrute, es mucho más importante que lo que parece éxito, que las apariencias y que todo lo demás.
Y que quede muy claro, no abandoné, porque no estoy a favor de abandonar, porque soy de la idea que en esta vida no se abandona así nomás, se suelta una liana para agarrar otra, y esa otra te debe llevar a tu misión y esa misión debe ser disfrutar de la vida y ser feliz, bajarle al hacer para empezar a ser.
Y hoy después de 4 años, embarazada por segunda vez, estoy dedicada a ser mucho más que a hacer. Hago, uff y mucho, como mamá, embarazada y emprendedora sí puedo decir que hago mucho, pero solté la presión, el estrés, los protocolos y las estructuras para dedicarme a ser, a disfrutar cada cosa que hago, cada momento y cada respiración, digamos que a estar más en el presente.
Pero a todo esto, ¿qué es estar en el presente? ¿Cuál es el presente?
Por mucho tiempo me causó conflicto esto del presente, o sea ¿el presente es este día, esta semana, este año, o este segundo, o este, o este que ya pasó? Ay no, mucha confusión. Hasta que mi intuición me llevó a Rupert Spira, un maestro espiritual y de meditación maravilloso que ha escrito muchos libros, hasta ese momento entendí todo, y entonces pude encontrar mi presente, y llegué a la conclusión que el “ahora” está disponible en todo momento para nosotros, solamente necesitamos poner atención y llenar nuestra experiencia de presentes.
Hay un video buenísimo de Rupert que habla sobre el presente, aquí se los dejo, no se lo pierdan por favor.
Entonces ¿cómo empezar a estar más en el presente y menos en el estrés y la culpa?
A mi lo que más me sirve es poner atención a mi respiración. Si se fijan, de todo lo que nos sucede a nivel consciente, lo único que pasa en el presente sin parar y continuamente, es la respiración, no es como los pensamientos que van y vienen, o la temperatura corporal que cambia constantemente, el movimiento en el cuerpo no es constante, lo único que está sucediendo todo el tiempo aquí y ahora es tu respiración, y poner atención a la forma en la que respiras, te conecta con este instante, es como anclarte a lo que está sucediendo y es como regresar desde el limbo de la imaginación a lo que realmente existe.
Y no es tan fácil porque podemos poner atención a nuestra respiración pero por periodos muy cortos, por segundos, después nuestra mente escapa, se va y regresa, y eso está bien, la idea es no agobiarse por eso, el reto es mantener esa consciencia del ir y venir y regresar siempre a la respiración, las veces que sea necesario, y eso ya es meditar.
El estrés y la culpa vienen de no estar en el presente; la culpa aparece cuando nos enfocamos en los pensamientos del pasado, nos da culpa no poder cambiar lo que pasó y todo es fantasía, ya no existe. Y el estrés viene del futuro, de imaginar escenarios posibles y normalmente nos vamos a los escenarios menos positivos, también es fantasía, eso no existe, o por lo menos no hasta ahora.
¿Entonces para qué agobiarnos con lo que hubiera podido ser o con lo que podrá ser?. No se ustedes pero yo he dedicado muchas noches de insomnio tratando de resolver mi futuro o preocupada por las “malas decisiones” que había tomado. Soy de las que se compara mucho con los demás – “es que si ella ya es tan exitosa y además tiene hijos, ¿por qué yo no?” – “Llevo 4 años de emprendedora, ya debería tener un emporio” – “Fulanito era pésimo en la escuela, como es que viaja por el mundo todo el tiempo y le va tan bien” – y así tengo miles de frases en mi cabeza, y sí, me agobian, me estresan y me hacen pasarla muy mal, hasta que regreso a mi respiración, a lo real y me doy cuenta que nada de eso que pensé es cierto, que lo que es cierto es lo que vivo en este momento y listo, no hay nada más, y entonces regreso a ser.
Ejercicio de respiración.
Si quieres empezar a practicar estar más en el presente pon atención en la forma en la que respiras, aquí te dejo este ejercicio muy sencillo para que lo intentes, yo lo hago todo el tiempo:
- Empieza por sentarte con la espalda recta, donde quiera que estés.
- Empieza a respirar de manera consciente, poniendo atención en lo que estás haciendo, observando.
- Toma el tiempo que te toma el inhalar y dobla el tiempo de la exhalación, ejemplo: si inhalas en 4 tiempos, exhala en 8.
- ¡Y listo!
Puedes intentarlo por 3 minutos continuos y trata que tu respiración sea larga y profunda, no respiraciones cortas y rápidas como normalmente las haces.
*Si quieres hacer otra meditación sencilla que te ayudará estar en el aquí y ahora haz click aquí.
Ve el video de Rupert, haz el ejercicio de respiración y llena tu experiencia de vida de más presentes y menos viajes en el tiempo, lo que ocurre en este momento está lleno de magia, de milagros y hacen mucho más rico nuestro camino de vida que lo existe en nuestra mente.
Respira cuando tomas café y disfruta su sabor, respira cuando manejas y escucha el radio, respira cuando estás con tu familia y fíjate en los gestos que hacen comúnmente, respira cuando camines y siente el contacto del aire en tu piel, respira cuando alguien te habla y escucha cada palabra que te dicen. Respira, respira, respira… aquí y ahora.
Con amor,
Sus.