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Estar en el presente, sin culpa y sin estrés.
Hace 4 años mas o menos, tomé la decisión de dejar la seguridad de un sueldo para lanzarme a la aventura de crear mi propio camino y mi libertad económica, y quiero confesarles que apenas hasta hace unas semanas, estoy disfrutando al 100% el haber tomado esta decisión sin culpa y sin estrés.
La pasé muy mal en el mundo ejecutivo, realmente nunca encajé ahí, en las poses, en los puestos, los protocolos, los horarios y las metas que le hacían ganar más a otros que a mí, y no juzgo ese camino, simplemente sé con certeza que no es para mí, porque como dice mi astróloga personal, Diana Sardas, soy Acuario, soy aire, soy libre y vine a este mundo a romper estructuras. Así es que siendo lo más Acuario posible, me salí de ahí, pero sin darme cuenta me traje de mi escritorio el estrés, la competitividad, el “overdoing” y la ansiedad, sin darme cuenta, salí por la puerta de ese edificio en Prado Norte creyendo que todo iba a cambiar afuera mientras seguía trayendo puesto el traje godín.
Me fui a la India, y eso me ayudó a despejarme un poco, pero aún así no logré desconectarme de ese estrés, era de las más ñoñas del grupo, si teníamos examen, todos se iban a estudiar juntos a la orilla del Ganges con un chai, mientras yo me encerraba en mi cuarto a estudiar horas seguidas, porque según yo no puedo estudiar en grupo, al final todos pasamos y nos certificamos, los demás con muchas más experiencias para contar y yo con un poco menos y muchas de esas incluían anécdotas del encierro en mi cuarto.
La pasé muy bien, tampoco voy a exagerar, pero lo que quiero decir es que me costaba mucho trabajo soltar y disfrutar, yo sentía que todo el tiempo tenía que ser la mejor de la clase, aprenderme todas las posturas y hacerlas perfectas, estar en mood horarios, competencia, estructura y protocolos, como si siguiera en oficina.
La adicción al hacer lleva al estrés.
Y así fueron los siguientes años, incluso cuando me embaracé terminé dos veces en el hospital por contracciones, todos me pedían reposo, que descansara, pero yo no podía parar, pareciera como si sintiera que no merecía momentos de relajación en la cama, que todo el tiempo debía estar produciendo, haciendo, cumpliendo y destacando, y aunque tenía libertad de horario, yo me limité, me volví a estructurar, forzar y presionar, parecía que estaba viviendo la vida de mis sueños, pero lo único que verdaderamente había cambiado era mi sueldo, era menor y no llegaba cada quincena, así es que pues tenía un estrés más.
Por un lado trabajaba en lo que me apasionaba, daba clases, talleres y recién parida hasta monté un estudio de meditación, yo en loca, en poseída por producir, por convertirme en la super power woman, pero seguía ese gusanito o más bien boa de estrés en mi interior, me sentía obligada a hacer, presionada, y en ese estado no se puede ser creativa, no se puede fluir, y lo más importante; no se puede disfrutar.
Empezar a ser da mucha paz.
Así, es que una vez más, solté todo, pero está vez lo solté de verdad, porque mi pasión, mi vida, mi familia, mi disfrute, es mucho más importante que lo que parece éxito, que las apariencias y que todo lo demás.
Y que quede muy claro, no abandoné, porque no estoy a favor de abandonar, porque soy de la idea que en esta vida no se abandona así nomás, se suelta una liana para agarrar otra, y esa otra te debe llevar a tu misión y esa misión debe ser disfrutar de la vida y ser feliz, bajarle al hacer para empezar a ser.
Y hoy después de 4 años, embarazada por segunda vez, estoy dedicada a ser mucho más que a hacer. Hago, uff y mucho, como mamá, embarazada y emprendedora sí puedo decir que hago mucho, pero solté la presión, el estrés, los protocolos y las estructuras para dedicarme a ser, a disfrutar cada cosa que hago, cada momento y cada respiración, digamos que a estar más en el presente.
Pero a todo esto, ¿qué es estar en el presente? ¿Cuál es el presente?
Por mucho tiempo me causó conflicto esto del presente, o sea ¿el presente es este día, esta semana, este año, o este segundo, o este, o este que ya pasó? Ay no, mucha confusión. Hasta que mi intuición me llevó a Rupert Spira, un maestro espiritual y de meditación maravilloso que ha escrito muchos libros, hasta ese momento entendí todo, y entonces pude encontrar mi presente, y llegué a la conclusión que el “ahora” está disponible en todo momento para nosotros, solamente necesitamos poner atención y llenar nuestra experiencia de presentes.
Hay un video buenísimo de Rupert que habla sobre el presente, aquí se los dejo, no se lo pierdan por favor.
Entonces ¿cómo empezar a estar más en el presente y menos en el estrés y la culpa?
A mi lo que más me sirve es poner atención a mi respiración. Si se fijan, de todo lo que nos sucede a nivel consciente, lo único que pasa en el presente sin parar y continuamente, es la respiración, no es como los pensamientos que van y vienen, o la temperatura corporal que cambia constantemente, el movimiento en el cuerpo no es constante, lo único que está sucediendo todo el tiempo aquí y ahora es tu respiración, y poner atención a la forma en la que respiras, te conecta con este instante, es como anclarte a lo que está sucediendo y es como regresar desde el limbo de la imaginación a lo que realmente existe.
Y no es tan fácil porque podemos poner atención a nuestra respiración pero por periodos muy cortos, por segundos, después nuestra mente escapa, se va y regresa, y eso está bien, la idea es no agobiarse por eso, el reto es mantener esa consciencia del ir y venir y regresar siempre a la respiración, las veces que sea necesario, y eso ya es meditar.
El estrés y la culpa vienen de no estar en el presente; la culpa aparece cuando nos enfocamos en los pensamientos del pasado, nos da culpa no poder cambiar lo que pasó y todo es fantasía, ya no existe. Y el estrés viene del futuro, de imaginar escenarios posibles y normalmente nos vamos a los escenarios menos positivos, también es fantasía, eso no existe, o por lo menos no hasta ahora.
¿Entonces para qué agobiarnos con lo que hubiera podido ser o con lo que podrá ser?. No se ustedes pero yo he dedicado muchas noches de insomnio tratando de resolver mi futuro o preocupada por las “malas decisiones” que había tomado. Soy de las que se compara mucho con los demás – “es que si ella ya es tan exitosa y además tiene hijos, ¿por qué yo no?” – “Llevo 4 años de emprendedora, ya debería tener un emporio” – “Fulanito era pésimo en la escuela, como es que viaja por el mundo todo el tiempo y le va tan bien” – y así tengo miles de frases en mi cabeza, y sí, me agobian, me estresan y me hacen pasarla muy mal, hasta que regreso a mi respiración, a lo real y me doy cuenta que nada de eso que pensé es cierto, que lo que es cierto es lo que vivo en este momento y listo, no hay nada más, y entonces regreso a ser.
Ejercicio de respiración.
Si quieres empezar a practicar estar más en el presente pon atención en la forma en la que respiras, aquí te dejo este ejercicio muy sencillo para que lo intentes, yo lo hago todo el tiempo:
- Empieza por sentarte con la espalda recta, donde quiera que estés.
- Empieza a respirar de manera consciente, poniendo atención en lo que estás haciendo, observando.
- Toma el tiempo que te toma el inhalar y dobla el tiempo de la exhalación, ejemplo: si inhalas en 4 tiempos, exhala en 8.
- ¡Y listo!
Puedes intentarlo por 3 minutos continuos y trata que tu respiración sea larga y profunda, no respiraciones cortas y rápidas como normalmente las haces.
*Si quieres hacer otra meditación sencilla que te ayudará estar en el aquí y ahora haz click aquí.
Ve el video de Rupert, haz el ejercicio de respiración y llena tu experiencia de vida de más presentes y menos viajes en el tiempo, lo que ocurre en este momento está lleno de magia, de milagros y hacen mucho más rico nuestro camino de vida que lo existe en nuestra mente.
Respira cuando tomas café y disfruta su sabor, respira cuando manejas y escucha el radio, respira cuando estás con tu familia y fíjate en los gestos que hacen comúnmente, respira cuando camines y siente el contacto del aire en tu piel, respira cuando alguien te habla y escucha cada palabra que te dicen. Respira, respira, respira… aquí y ahora.
Con amor,
Sus.
¿Cómo salir de la tormenta y el caos?
El «ataque tormenta» – el caos.
La semana pasada me dio un “ataque tormenta”. Así es como yo le llamo a esos momentos que llegan de pronto, sin que nada en especial pase o cambie, o sí, pero que logran que sientas que te ahogas, todo lo ves enorme, caótico y sin salida y luego por momentos te quisieras dejar ir con la tormenta, como si desearas ahogarte y no salir jamás de ella. Haber pasado por esto, me inspiró a escribir sobre cómo salir de la tormenta y el caos.
A mi me llegó ahora que estoy embarazada y que además tengo un toddler rebelde adaptándose a los cambios y probando su independencia, y pues entonces me desbordé. No sé si ya me había pasado antes pero no me acuerdo, no recuerdo el haber sentido esa presión tan fuerte en el pecho, pesadez en las piernas y dolor en el corazón, seguro sí lo había sentido antes, pero no sin razón aparente o sin poder identificar la verdadera razón, por eso le llamo tormenta, porque es una sensación como descontrolada, intensa y que te nubla y no te deja ver.
Ese día creo que lloré 12 horas seguidas, tenía muchísimos pensamientos catastróficos y negativos, podía por momentos notar que no eran yo, que no eran más que pensamientos, pero no por eso dejaban de doler.
Y luego me di cuenta que esta tormenta venía del miedo, del miedo a no estar siendo buena mamá y estar causando de algún modo los berrinches de Benicio, miedo a la llegada de otro bebé, me empecé a cuestionar que si apenas podía con uno, cómo le iba a hacer con dos, dudé de mis decisiones, dudé de mí, de mi capacidad de enfrentar el momento y de perderme en esa tormenta.
Y justo cuando estuve a punto de soltarme y volverme la tormenta; asumí, asumí que por más que quisiera huir de lo que estaba viviendo, tenía que asumir, asumir que soy mamá de Beni y que me necesita, asumir que estoy embarazada porque yo lo decidí, y asumir mi poder para sobrellevar este reto de vida. Y seguí llorando eh… no se fue el drama ni el dolor, pero por lo menos me agarré fuerte de un árbol, sintiendo la tormenta al máximo, pero aferrándome a mi lugar, a mi estabilidad, y no me quedó de otra que esperar a que pasara.
Creo que las tormentas nos llegan a todos, a veces con razón y a veces sin razón aparente, pero nos llegan y son tan atinadas que nos llegan desprevenidos, no llegan cuando estamos pasándola de maravilla en vacaciones, no llegan mientras nos hacen un masaje, no llegan mientras estamos de shopping maravillosamente, llegan de pronto, sin avisar, por la espalda y si no estás bien agarrado, te vas con ella, y regresar a veces es más difícil que impedir que te lleve.
Aprende a cómo salir de la tormenta y el caos
Por eso hoy te comparto varias herramientas y consejos que me ayudan mucho a prevenir la susceptibilidad a las tormentas y también cosas que puedes hacer cuando ya estás en medio del huracán:
1.- Identificar cuando la tormenta llegó. Este es el punto más importante pero más difícil, porque normalmente cuando estamos en ese momento de caos, estamos tan en él que pensamos que somos él, que somos el caos, y que es algo que llegó para quedarse. Entonces identificarlo como algo “externo” se ve imposible, pero lograrlo nos ayuda a llegar a la raíz de todo, enfrentarlo y resolverlo.
Entonces cuando notes la presencia de la tormenta, primero conócela, mide su intensidad, obsérvala, siéntela, llórala y en algún momentito de calma, observa qué es lo que te está molestando de ella, qué te está diciendo, cuál es su mensaje. Quizá no puedas verlo a la primera, pero que esa sea tu intención, observarla cara a cara para escuchar lo que quiere decirte.
En mi caso, esta tormenta venía a avisarme que tenía que soltar toda la carga que me había puesto yo sola, entender que no todo estaba en mi control, que los berrinches de Beni son un proceso suyo, me di cuenta también que necesitaba pedir ayuda, delegar y dejar de ver a mi hijo como un bebé indefenso, para empezar a verlo como un niño con decisiones y libertad.
2.- Escribe tus pensamientos sin drama. La tormenta llega llena de miel, azúcar, canela y vainilla, súper dramática y empalagosa, y todos los pensamientos son tan telenovelezcos que nos enrollan, entonces escribirlos quitando el drama, ayudan a descubrir el mensaje real, sin toda la paja de alrededor. Toma una hoja y pluma y escribe, primero deja que salga el dulce, y después velo quitando, hasta llegar a la esencia del mensaje, esto es súper liberador.
3.- No pases la tormenta solo. Lamento decirte que es muy difícil salir de un ataque tormenta solo, habrá gente que pueda, pero está comprobado que somos seres sociales, que el poder del otro (lee por favor ese libro, aquí te dejo el link para que lo compres) es fundamental en la vida de todo ser humano y que sobretodo para momentos de caos y crisis, el apoyo de alguien más no sólo te sostendrá, sino que te ayudará a darte cuenta que no estás mal y te llevará a ver las cosas desde otro lado.
Ahora, es bien importante pensar bien a quién vas a compartirle lo que estás viviendo en tu tormenta, no siempre es la persona más cercana a ti, o sí, pero necesitas encontrar a alguien que sabes que no te va a juzgar, regañar, alguien que en una de esas se pondrá a llorar contigo pero que luego te levantará, alguien que no se compre tu tormenta y termines consolando tú, alguien que te quiera y que sabes que estará incondicional. Piensa bien, todos tenemos a alguien así.
4.- Futurea. Piensa si eso que estás viviendo en el momento, importará en 1 año, visualiza cómo puede ser ese próximo año para ti y cómo nada de lo que estás pensando y sintiendo en el momento, tendrá sentido para entonces. Así podrás ver a la tormenta como una ligera llovizna.
5.- Suelta el control. Recuerda que no todo está en tus manos, que lo que te sucede es el resultado de lo que les pasa también a los que te rodean, que ellos piensan distinto, que en lo que estás viviendo se involucra hasta el clima, los astros, las hormonas, la salud y muchas otras cosas. Necesitas soltar la idea de que todo lo tienes que resolver tú, en este momento del proceso de ataque tormenta es momento de soltar, regálale a alguien tus preocupaciones y por un momento imagina que ese alguien se ocupa de ellas.
6.- Perdona y perdónate. Sé compasivo contigo o con quien tengas que serlo. Perdónate por todo eso que has estado cargando hasta este momento y que pesa tanto. Perdónate por los errores que creas que hayas cometido, recuérdate que no eres perfecto y que lo mejor de todo es que no tienes que serlo, estás en un camino de aprendizaje tú también y los que te acompañan en el camino tienen el mismo derecho a equivocarse, a cargar, a soltar y a querer ser perfectos y asumir que no lo son.
Quizá cuando hayas pasado por los 6 pasos que acabo de compartirte sigas llorando, pero intenta llenarte de amor, recuerda un momento feliz en tu vida y que éste sea tu estandarte para empezar a ver luz al fondo de la tormenta.
Créeme, todos los ataques tormenta pasan – si quieres leer sobre mi peor tormenta haz click aquí – algunos duran más tiempo que otros, pero es un hecho que TODOS pasan y entre más tormentas tengas, más experto te vuelves, y salir de ellas dejará de ser un pesar para volverse entonces toda una aventura.
Con amor,
Sus.
¿Cómo sobrevivir si eres hipersensible ?
Yo soy hipersensible.
Me confieso ser un ser muy sensible, la verdad es que mucho de lo que pasa en mi entorno me afecta; el clima, el mal humor de alguien, los berrinches de mi hijo, la luna, los eclipses, las noticias, los videos impactantes que comparten en Facebook, prácticamente todo me afecta, y si además logran tocar un punto susceptible en mí, algunas de estas cosas me pueden hacer hasta llorar y mantenerme mal emocionalmente por varios días. De hecho hoy me he sentido triste y preocupada por mi amiga Fer, que vive lejos y que no la está pasando muy bien últimamente, escucho los audios que me manda por whatsapp y cuando termino de escuchar, me pongo a llorar con ella, a pesar de la distancia y de la diferencia de horarios, y este sentimiento de angustia me puede durar varios días. Por eso, hoy hago una introspección sobre ¿ cómo sobrevivir si eres hipersensible ?, porque la realidad es que si he encontrado herramientas que me ayudan a dejar de engancharme con todo o por lo menos a salir del drama más rápido.
Alguna vez, una amiga y coach que tengo, (por cierto les recomiendo mucho que la lean y la sigan – Instagram y Web) me dijo que lo que pasa es que soy «over-empath», no sé si es un término que se inventó pero en español remite a que soy muuuy empática; soy como esponjita, absorbo los sentimientos de los demás, su problemas los compro como míos, me siento muy agotada después de estar con mucha gente, y cambia mi humor de acuerdo a la energía de las personas con las que estuve.
Si esto que te cuento te suena familiar, aquí te dejo 5 señales muy claras que yo he detectado para saber si eres «overempath» e hipersensible como yo:
5 señales para saber si eres hipersensible:
1.- Los viajes, aunque sean de fin de semana a un pueblo cerca, cambian tu vida.
Yo cada que viajo regreso siento otra, aunque me vaya un fin de semana a Acapulco, regreso reformada, renovada y queriéndome quedar a vivir en la playa. Regreso físicamente, pero me toma varios días regresar a nivel presencial y emocional, me siento triste los primeros días, extraño el mar y regresar a mi rutina habitual me cuesta trabajo.
No se pueden imaginar lo que fue para mi regresar de la India, parte de esa experiencia la comparto en este artículo que escribí y que habla de esa etapa de mi vida, aquí se los dejo. Puedo decirles que me tomó 6 meses terminar de regresar, cosa que no le pasaba a los demás que habían ido conmigo, los olores me seguían, cerraba los ojos y veía caras de personas, de mis maestros, veía constantemente en mis sueños los pasillos del ashram. Definitivo había dejado muchos cachitos de mi alma allá y recuperarlos todos me tomó meses, terapias y mucho trabajo interno, y es que me había cosido a la India, a su gente, a sus sabores, olores, imágenes, me cosí a las personas y sus almas, me cosí a las meditaciones, a los maestros, a las vacas que rumeaban cartones por la calle, me cosí a los monos, al incienso, a todo, y descoserme me dolió mucho, porque soy hipersensible y cuando me coso algo, me lo coso al corazón.
2.- Tratas constantemente de sanar el dolor de otros.
Híjole, este es mi punto más débil en la vida, no puedo escuchar o saber que alguien sufre o la pasa mal sin que mi cabeza empiece a pensar cómo poder sanar su dolor. A veces ni termino de escuchar lo que me están diciendo cuando yo ya estoy pensando en qué terapia recomendarle, con quién mandarlo, qué meditación le funcionaría, cómo es que en ese momento puedo quitarle eso que siente. Y lo peor de todo es que logro sentir su dolor, me meto en su vida, como si fuera mía y siento tan profundo lo que siente, que quiero sanarlo lo antes posible.
Por eso es que hace poco hice una cadena de meditación por los niños secuestrados en la frontera de Estados Unidos, porque sentí el dolor de sus papás como míos, logré extrañar a mi hijo aunque estaba en la habitación de al lado, vi las caritas de desesperación de los bebés, como si yo estuviera ahí viviéndolo en carne propia, y mi única manera de pensar que podía sanar su dolor era meditando por ellos. Y esto no está padre, no es algo que me guste de mí, porque cuando no logro nivelarlo sufro de más, porque a veces el dolor me paraliza y porque a veces me pierdo en el dolor y este dolor me nubla.
3.- La gente se convierte en vampiros energéticos a tu lado.
El punto anterior me lleva a este. Y es que cuando empatizas demasiado con el otro y lo demuestras, hay gente que te agarra como su consejero personal y te busca para contarte todos sus dramas, para llorar contigo, para que lo sanes una y otra vez, y a estas personas se les conoce como vampiros energéticos, literalmente te drenan, te absorben y se vuelve algo enfermizo.
Yo tengo varios en mi vida, y he tenido que irlos soltando para que ellos también encuentren su forma de auto-sanarse y salir adelante confiando en su propia capacidad, fuerza y valor propio. Hay que dejarlos ir, sin pena y sin culpa, te lo recomiendo mucho.
4.- Te sientes drenado ante multitudes.
Por ejemplo después de hablar en público, después de una reunión con amigos, saliendo de una junta de trabajo, sientes que te mueres del cansancio, que no das más, chance hasta estás enojado, triste y frustrado sin razón, esto quiere decir que estás cargado con energía que no es tuya.
A mi me pasa a veces cuando termino de dar una clase de yoga y meditación, cuando es ante mucha gente me siento devastada, como si tuviera que dormir 2 días seguidos para recuperarme, me pasaba mucho cuando hacía sanaciones pránicas y también me pasa cuando salgo del teatro, siento que salgo cargando la historia de la obra y los personajes y de todos los que estuvieron en las butacas alrededor mío.
5.- Revives el pasado muchas veces.
Recientemente he estado más al tanto de la astrología, y es que mi mejor amiga, Diana Sardas, me mantiene al tanto de todas las lunas, los planetas retrógrados, los eclipses y demás sucesos, y lo que ahora sé es que a veces pasan años para que se vuelva a repetir cierto hecho astrológico como algún eclipse en cierto signo y demás, y casi siempre, cuando se repite lo que pasó hace años a nivel astros, yo revivo algo que pasó en ese momento, regreso a ser como era en ese entonces, revivo emociones o sentimientos que no había sanado o trabajado, y llegan así de la nada, con esa luna nueva, llena o con lo que sea que suceda afuera que me regresan al pasado, y lo vuelvo a llorar como en esos años, o me vuelvo a enojar igual. Estoy tan conectada con todo lo que me ha pasado en la vida que no es que no olvide, sino que lo traigo conmigo, en mi equipaje diario, y muchas cosas me hacen regresar a él y lo vuelvo a vivir.
¿ Cómo sobrevivir si eres hipersensible ?
Si te identificaste con dos o más de los puntos anteriores, ya lo sabes, eres un overempath / hipersensible hecho y derecho, bienvenido al club, me encanta saber que no soy la única y que no estoy sola en esto jaja, tu tampoco lo estás.
Pues no te preocupes, a mi me gusta la mayor parte de lo que implica serlo, me hace ser alguien muy consciente, abierta, amorosa y expresiva, siento que aporto al mundo, pero también sé que a veces me lastimo, sufro más de la cuenta y que cuando me voy al extremo, sigo aportando pero quitándome a mi y ya ahí es cuando las cosas ya no están bien.
Por eso te comparto cosas que yo hago para nivelar mi nivel de hipersensibilidad, para seguir sanando pero sin lastimarme a mí.
1.- Protégete. Usa la herramienta de agua con sal, suena un poco esotérico pero funciona. Yo me hago muchos bañitos de agua con sal de mar después de estar con algún vampiro de energía, después de estar rodeada de multitudes o cuando regreso de un viaje que me marcó de más. Puedes hacerlo en una tina o en la regadera tener un recipiente con agua y sal de mar y pasarla por encima de tu cuerpo. La sal es purificadora y sanadora, se llevará toda la energía que no es tuya.
2.- Pasa tiempo solo. A los hipersensibles nos encanta estar solos. Usa este tiempo para conectar con lo que a ti te importa, escribe, medita, encuentra lo que te ayuda a conectar y hacer una introspección, para que puedas vibrar constantemente con tu propia energía, con tus dolores, tus problemas, y saber identificar qué de lo que sientes es tuyo y que es de otro.
3.- Huye cuando es necesario. Aléjate de los narcisistas, de los vampiros energéticos, de los que se quejan y no avanzan, de todos esos que sabes que te quitan cuando los escuchas, que ya hasta te cuesta ayudarlos. Te tengo noticias; por más que intentes, no podrás hacer nada por ellos, lo mejor que puedes hacer es dejarlos ir amorosamente y enfocar esa energía en alguien más.
4.- Usa tu hipersensibilidad a tu favor. Yo por ejemplo, escribo. Identificarme con el dolor de otros me ayuda a expresar lo que siento y lo que sienten otros, y creo que con mi blog puedo hacer que otros se identifiquen también y hagan cambios en su vida para sentirse más felices. Encuentra eso que puedes hacer para aprovechar este don que tienes; dedica tiempo para ir a alguna institución a ayudar (recuerda tu baño de agua con sal al salir), haz algún tipo de voluntariado, estudia algún tipo de terapia, cualquier cosa que aporte al mundo desde tu corazón hipersensible.
5.– Sentir está muy bien, sufrir no. Permítete sentir al máximo, está en tu naturaleza, pero no te permitas sufrir, o por lo menos no por lo que les pasa a otros. El sufrimiento es opcional y viene de la mente, de las historias que nos hacemos, en mi caso, de imaginar con pelos y señales a los niños extrañando a sus papás en la frontera, en extrañar a mi amigo Jonathan que conocí en la India y que no he visto hace años mientras imagino lo que podríamos estar haciendo juntos, haciéndome historias de lo que podía estar haciendo en la India, de la habitación que dejé y de mis momentos en el Ganges. Creándome historias cada luna en Géminis (mi papá era Géminis y murió hace casi 3 años) de mi papá con mi hijo corriendo por el jardín y añorando con todo mi corazón momentos que no pasaron ni pasarán. Sentir está increíble, yo soy adicta a sentir, y puedo sentir el dolor de alguien más, pero algo que no he dicho, es que también se puede sentir la felicidad, la dicha, la emoción de alguien más, y eso me hace sentir que vivo más, que soy un cuerpo sí, pero que mi alma viaja a través de todos y que en un día puedo tener mil emociones a la vez, el chiste y la clave está en aprender con qué emociones me quiero quedar y con cuáles no y sobretodo qué hacer con esas emociones.
En este momento, puedo conectarme con tu emoción, créemelo, y si puedes conectarte con lo que estoy sintiendo en este momento, te declaro un overempath oficialmente y te felicito, eres un chingón, porque sobrevivir a eso, no siempre es fácil, pero lograrlo te vuelve especial.
Si reconociste esta característica en ti, me encantaría que me dejaras un comentario, para saber cuántos cómo yo existen allá afuera, puedes dejar una carita, un corazón o lo que quieras, y así virtualmente formaremos una comunidad unida de «over-empaths».
Con amor, y mucha intensidad de emociones,
Sus.
No me llevan, me voy a la India.
La mayoría de las decisiones que tomé a lo largo de los últimos 2 años habían tenido que ver con intereses o instrucciones de alguien más. Trabajando en Fox, la cadena de televisión de paga, estas indicaciones no venían precisamente de Homero Simpson (eso hubiera tenido algo más de chiste) y aunque hubieran venido de él, al fin y al cabo, seguían siendo decisiones de alguien más. Por 2 años y medio, 8 horas del día dediqué mi cuerpo, pensamientos, tiempo y esfuerzo a algo que por más que lo intenté nunca me hizo feliz, nunca le terminé de agarrar el gusto a estar sentada frente a un recuadro luminoso lleno de palabras, números y cifras millonarias que jamás vi en mi cuenta de banco.
Así que uno de esos días de cuestionamiento existencial que me dan a veces, giré mi silla hacia la ventana, disfruté la vista preciosa que estaba a espaldas de mi escritorio, desde el piso 24, se podían ver las jacarandas encendidas decorando la ciudad, a lo lejos se alcanzaban a ver los altos edificios de Santa Fe; eran las 11 de la mañana y habían muchos coches circulando, gente caminando, vida afuera, entonces en ese momento pensé: allá afuera está mi lugar, así que volví a girar mi silla hacia la pantalla luminosa, abrí Facebook, una amiga le acababa de dar like a “Shiva Yoga Peeth” una escuela de Yoga y Meditación en la India, me metí a su página, me enamoré, les escribí y a los 2 días ya tenía mi vuelo comprado a Nueva Delhi.
A partir de esa decisión, he tenido que aceptar y recibir todas las consecuencias que se han presentado, la responsabilidad de tomar una decisión ahora es mía y todas las sorpresas que vienen también. Ahora entiendo que si yo me muevo, la vida se mueve, si yo giro, el mundo gira para mí.
Así es que el próximo martes 12 de noviembre agarraré mi mochila llena de medicinas, mi libretita con las notas y tips que la gente me ha ido dando, dinero en la carterita que me hizo mi mamá y el corazón lleno de ilusiones, me voy sola, nadie me lleva, dispuesta a vivir todo lo que hay “allá afuera”.
Sus Bigler.
Los mitos sobre la India
Todavía no me, voy y la gente se ha encargado de llenarme la cabeza de mitos y advertencias sobre La India, lo curioso es que la mayoría de estas personas no ha ido, pero eso sí, «un muy buen amigo/a de ellos ya fue».
Aquí les comparto algunos de los mitos que me han dicho estos expertos de la India:
1) Toda el agua embotellada de la India ese rellena con agua puerca, aunque tenga el sello en la tapa, las inyectan por abajo, así es que sólo puedes tomar agua mineralizada.
2) El agua es muy sucia y contaminada, no puedes lavarte los dientes con agua del grifo – lleva microdyn para que la desinfectes una noche antes.
3) En los trenes, se te puede acercar alguien por atrás y ponerte un trapo de formol en la cara para dormirte, no te preocupes no te van a hacer daño, solo se robarán tus cosas.
4) Probablemente veas muertos en la calle, a mi me contaron que vieron a un niño muerto y que el del lobby del hotel les dijo que un día de estos pasarían por él para tirarlo al río.
5) Leva anillo de casada porque todos los hombres acosan y persiguen, te van a preguntar tu nombre y de dónde eres, todos quieren ser tus amigos, huye de ellos porque sino no te los quitas de encima.
6) Toda la comida tiene curry, es horrible, llévate barritas desde aquí porque pasarás mucha hambre.
7) Verás mucha pobreza, un amigo me dijo que vio a un señor sin pierna tirado en la calle.
8) Lleva mosquitero porque los moscos te atacan horrible en la noche, lleva sleeping bag, funda para almohada, alcohol en gel, toallitas desinfectantes y todo lo que puedas para la suciedad.
9) No olvides tapones para los oídos, hay ruido toda la madrugada, la gente pasa gritando «chai chai chai chai» sin parar, no vas a dormir.
10) Los boletos de tren son de chocolate, puede ser que cuando llegues a ocupar tu asiento, una señora con 8 hijos esté ocupando tu lugar, un amigo se fue parado 9 horas en el pasillo.
11) Regatea y ponte muy buza porque los comerciantes siempre te querrán tranzar y venderte gato por liebre.
12) Lleva un botiquín completo desde aquí, allá no venden nada, es más, creo que no hay farmacias.
¿Se dan cuenta? todo es negativo, pero a pesar de todo esto y más, me muero de ganas de llegar a la India. Ya les contaré cuáles de estos mitos son verdaderos.
Sus Bigler.
India; la amas o la odias.
Ya por fin estoy aquí.
Hoy termino el día en la terraza de mi hotel, tomando masala Chai, con los pies cansados de caminar, la espalda adolorida por los bruscos brincos en el rickshaw (el medio de transporte más común aquí) y dolor en los cachetes por tanto sonreír. Antes de venir, la gente me había dicho que la India era difícil y que podías odiarla o amarla, yo, apenas llevo 1 día en Delhi y definitivo LA AMO. Los contrastes son impactantes, por un lado mucha pobreza y por otro templos con incrustaciones de piedras preciosas, gente vestida con ropa típica que adorna de colores las calles, ancianos trabajando como si tuvieran 20 años, pero todos, bueno, casi todos, con un brillo especial en los ojos.
En la India viven su religión al máximo, sin dudar ni cuestionar, y lo mejor de todo es que aman su país, se sienten orgullosos de su historia, de haber luchado contra los ingleses y haber recuperado su cultura. A diferencia de otros países, como México por ejemplo, no quedan muchos rastros de sus invasores, los británicos, sólo algunas construcciones y el nombre de «New Delhi», pero después de la independencia, los ingleses huyeron y regresaron a su país derrotados así que no hay descendencia inglesa, la raza es pura y orgullosamente hindú.
Además de aprender sobre su historia, aprendí muchas otras cosas mientras observaba y hacía preguntas, algunas de ellas las enlisto aquí:
1.- Está sobre poblado, no cabe un alfiler más, sólo en Delhi son más de 16 millones de habitantes, el territorio en tamaño, es similar al del DF.
2.- El tráfico es caótico, pelean una batalla diaria vacas, richshaws, taxis, camiones, perros y personas, y algo muy importante: la gente no usa el freno, en su lugar usa el claxon.
3.- Comen con las manos creando con los dedos una masa combinada de todo lo que hay en el plato y después lo meten a la boca, no entienden por qué nosotros metemos un fierro entre la comida y la boca.
4.- Les encantan las películas, sobretodo las de Bollywood, India es de los principales productores de películas en el mundo.
5.- No conocen a los Simpsons, por lo tanto no saben de la existencia de Apu.
6.- Vomitan y escupen en la calle todo el tiempo, el gobierno ya lanzó una campaña para evitar esto, les deseo mucha suerte con su campaña…
7.- Las mujeres occidentales somos la sensación tanto para los hombres como para las niñas de 12 años, ellas se acercan todo el tiempo a preguntar tu nombre, sí les contestas y sonríes, se agarran el pecho y hacen como sí se tiraran al piso de la emoción, como si Lady Gaga las hubiera saludado.
Todo esto y más se vive en La India.
Quiero mencionar que lo que cuento aquí no busca generalizar sino plasmar mi experiencia y me baso en lo que me cuenta mi guía Akram Ali y la gente que me voy encontrando.
Mañana seguiré recorriendo Delhi así es que ya vendré con nuevas historias.
Sus Bigler.
Cuando el dolor llega y no hay nada que hacer.
Hace poco más de un año empecé a escribir este blog. Estaba por irme a la India, sabía que sería una experiencia llena de aprendizaje y quería guardar y compartir todo lo que pasara. Me fui a ese viaje buscando encontrar algún tipo de experiencia que cambiara mi vida para siempre y que me transformara completamente. Sin subestimar lo que pasé y aprendí ahí, hoy me doy cuenta que las verdaderas experiencias transformadoras no son aquellas que buscas, sino aquellas que llegan de sorpresa.
Hace 2 semanas recibí la llamada de mi mamá en la madrugada con voz temblorosa y agitada para decirme que mi papá se sentía muy mal, en ese momento mi boca se secó, sentí la sangre en el piso y un enorme hueco en el estómago, mi papá siempre ha sido mi pilar y mi sostén y sentí como si alguien quisiera jalarme el tapete en el que estaba parada y estuviera a punto de caer. Inmediatamente llamé a una ambulancia, agarré lo primero que encontré en el clóset para ponerme, me subí al coche y dejé que David mi esposo manejara hasta casa de mis papás. Seguramente por la hora hicimos menos de 20 minutos, pero yo sentí que fueron días.
Llegamos poco antes que la ambulancia, no me atreví a entrar al cuarto donde él estaba, tenía miedo de verlo mal, él siempre ha sido un hombre alegre, fuerte, bromista y positivo, verlo mal iba a mover todo mi mundo. Llegó la ambulancia, lo sentaron en una silla para bajarlo por la escaleras, ahí tuve que verlo, pasó por enfrente de mi cargado por los paramédicos y aunque tenía una cara de mucho dolor y malestar, levantó la mano para saludarme y sonreirme.
La espera en la sala de urgencias la recordaré siempre como uno de los peores momentos que he vivido, cada que salían los médicos eran más malas noticias; «está muy grave», «tiene un derrame masivo en el cerebro», «no responde», «tendremos que intervenirlo en la cama de urgencias para sacar el líquido», «no alcanza a llegar al quirófano», y así incontables estocadas a mi corazón.
Desde ese día, desde hace 2 semanas, mi mundo se detuvo, mis prioridades y preocupaciones cambiaron y mi «control» sobre las cosas desapareció. Así que primera lección: «NADA está sobre mi control» o por lo menos no lo más preciado que tenemos que es la salud y la vida nuestra y de los que amamos.
Después de estar en urgencias, pasaron a mi papá a Terapia Intensiva, el doctor que lo atendió nos dijo que literal, estuvo a segundos de perder la vida, que seguía muy grave y que solo quedaba esperar. Dormimos en la sala de urgencias mi mamá, David y yo, acurrucados por el frío en un sillón, con el corazón alerta a cada que salían llamando a los familiares de algún paciente.
En la sala de espera de Terapia Intensiva, estuve sentada por horas con un dolor en el pecho espantoso, un hueco en el estómago, manos frías y sudorosas y un nudo en la garganta. Tenía una expresión de preocupación y dolor que empecé a ver justo igual que yo en las caras de los demás que estaban sentados en esa sala. ¡Claro! yo no era la única que sentía ese dolor, había más gente sufriendo como yo y mi familia, y ahí fue cuando recordé sobre una práctica que hacen los budistas que se llama «tonglen». Se trata de inhalar el dolor, sufrimiento, frustración que estás sintiendo, abrirte a la idea de que hay personas que están sintiendo justo lo mismo que tu, inhalar también sus males, y exhalar para ti y para ellos calma, certeza, tranquilidad, fe, amor, o cualquier cosa positiva que se te ocurra. ¡Es una maravilla! lo he estado practicando todo el tiempo y es increíble, me he podido llegar a sentir parte de un todo, me he sentido acompañada y he acompañado en el dolor.
He decidido seguir compartiendo mis experiencias de vida en el blog porque la vida no solamente son momentos felices, como lo fue mi viaje a la India, también la vida está hecha de momentos terribles, dolorosos, momentos de pesadilla. Los seres humanos estamos todo el tiempo en la búsqueda de momentos que nos hagan sentir bien, y huimos con toda nuestra fuerza de aquellos que nos duelen. Hoy me doy cuenta que no hay forma de huir, esos momentos llegan, parecen destrozar el corazón y probablemente lo hacen, pero no queda de otra más que vivirlos conscientemente, por que (eso espero) esa será la única forma de que la lección llegue. Esto es lo que me mantiene, la idea de pensar que esto que está pasando es para algo, que en algún momento pasará y dejará la huella de una profunda lección que me servirá para el futuro. Duele como ningún dolor había sentido antes, pero quiero empezar a ver ese dolor como algo más.
Gracias a todos los que nos acompañan todos los días con sus oraciones, mensajes, visitas, llamadas y energía. Me siento en una cuna sostenida por todos, sé que a mi papá le llega esa energía y que, aunque esté dormido, se da cuenta.
Bendiciones siempre.
Sus.
El portafolio de mi papá
El pasado 13 de diciembre de 2015, los ojitos verdes de mi papá se cerraron eternamente. Me enteré por teléfono justo en el momento en el que pasó, estaba hablando con Luis mi hermano cuando salieron los doctores, después de varios minutos de intentar reanimarlo, a darle la noticia. Desde ese momento, se instaló en mi pecho una presión y un vacío que no han desaparecido ni un momento. El hombre más increíble que he conocido se fue y se fue con él un pedazote de mi corazón, de mi alma, de mi alegría y de mi vida.
Los que han perdido a un ser querido, saben a lo que me refiero, y todos ellos han sido una parte fundamental en este proceso, porque es de ellos de quienes he recibido las palabras y acciones que me han ido guiando genuinamente en esto tan duro. Gracias.
Me recuerdo a mi misma en velorios antes de esto, yo era de las que entraba a dar palabras de ánimo y a decir que «todo iba a estar bien», que «ya estaba descansando en un lugar mejor». Me recuerdo predicando por años en mis clases de yoga que la vida es eterna, que somos más que cuerpo, que existe una vida después de la muerte y que la magia existe. Uff… qué difícil es aplicar ahora toda esta teoría. Sonaba muy bonito y muy fácil cuando yo lo decía, y créanme que en verdad lo pensaba así, pero es que desde que mi papá se fue, no he hecho otra cosa más que extrañarlo, sentir su ausencia y darme cuenta de que no está, que en verdad ya no está ni estará.
He pasado los días hablándole, pidiéndole una señal sin recibir nada. Le he reclamado a Dios, a la vida, he cuestionado la existencia de «algo más» y me he sentido muy lejos de mi parte espiritual. Vamos, me he vuelto más «realista» estos días. La realidad es que perdí a mi papá, ya no tendré sus abrazos, sus consejos en viva voz, ya no probaré más sus recetas creativas, ni descansaré en su pecho a escuchar su corazón cuando me siento triste. Por eso pienso que no «todo va a estar bien», alomejor estará diferente, pero bien no, porque la vida con mi papá era perfecta, así nací, con él a mi lado, y no puede estar todo bien si el no está conmigo.
«Hay que desapegarse»… ¿De una de las personas que mas amo y que mas me amaba?, qué fácil parece y qué frío suena. Yo creo que este duelo no entra en ninguna de esas frases que viven en Facebook e Instagram, ni siquiera en los libros espirituales más profundos. Desapegarse de una persona que amas, es como pedir que respires sin pulmones, es imposible. Yo creo que lo que eventualmente pasa es que aprendes a vivir con ese dolor, lo adoptas como parte de tu vida, y su ausencia pasa a ser una compañía en el día a día, pero no te «desapegas» jamás.
Paz si he sentido, tengo una foto de mi papá en mi buró, la veo diario y cuando la veo siento paz, siento su profundo amor, como cuando me escribía mensajes románticos durante el día, eso si lo he tenido y me consuela en los peores momentos. Y también me he sentido retada en mi nueva etapa de «realista». Hasta hace unos días había decidido en mi mente que probablemente no volvería a sentir a mi papá, ni siquiera después de mi muerte, que el haberse ido era permanente y que la «magia» en la que creía no había sido otra cosa más que historias de mi papá y cuentos míos. Todo esto lo tenía claro hasta ayer.
Días después de que murió mi papá, encontré en la cajuela de su coche, un portafolio que le había visto cargar de un lado a otro cuando iba al trabajo. Es un portafolio muy padre, como vintage. No pude abrirlo, tenía candados por los dos lados con contraseña, estuve poniendo según yo sus números favoritos pero no pude abrirlo así es que decidí dejarlo en la cajuela. Ahí estuvo todos estos días que estuve usando su coche. Hasta ayer cuando volvimos a abrir la cajuela y ahí estaba el portafolio. David mi esposo lo agarró y decidió traerlo a la casa para llevarlo con alguien que pudiera desarmarlo y abrirlo. Como si nos urgiera abrirlo, seguramente tendría papeles y cosas de la chamba, nadie se interesó por él, más que nosotros, abrirlo se volvió una obsesión.
Anoche David lo agarró mientras yo hablaba con mi mamá por teléfono, en eso me dijo: «ya pude abrirlo, la contraseña es 115» (el número favorito de mi papá es el 25 – 1 + 1 =2 y 5), lo abrió y no había otra cosa más que su entrañable libro «Paz en el Alma», mi mamá al teléfono me preguntó qué había, cuando le dije se soltó a llorar, ahí lo entendí… ese libro era para mí.
Durante toda su vida me insistió hasta el cansancio que lo leyera, ese libro era como su Biblia, yo creo que lo debió de haber leído completo más de 20 veces, lo tenía siempre en el baño y ahora que sacamos sus cosas no lo encontramos. Yo nunca lo leí, me parecía un libro muy denso y profundo, mi papá insistía y yo le daba el avión.
Desde donde él está ahora quiere que lo lea y así lo haré, quiere que siga creyendo en que la vida como la conocemos no lo es todo, que hay algo más, así es que leeré el libro y también seguiré viviendo con la magia que él me crió, estaré abierta a recibir sus señales y mensajes. Viviré con su ausencia y extrañándolo todo los días, pero aplicando cada una de las enseñanzas que me dio, replicando sus bromas, sus recetas, su amor e incondicionalidad con la gente y amaré a mis hijos como él me amó a mi, y es así como lo ayudaré a vivir eternamente.
Sus Bigler.
«Todo pasa por algo» ¿neta?
«Todo lo malo viene cargado de algo bueno.»
«Todo pasa por algo.»
«Todo pasa para que podamos crecer».
Mmmhhh… no me convence…
Yo la verdad creo que mi papá no se murió porque debían llegarme cosas buenas, o porque yo necesitaba crecer, mi papá se murió porque le dio un derrame cerebral masivo y porque hubo negligencia médica en el hospital, se murió porque la gente se muere, porque no somos eternos y porque el cuerpo se acaba, no por un plan divino diseñado para mí, mi mamá o mis hermanos. Se murió porque la vida así es y punto, pero ni él, ni Dios, ni el Universo, lo planearon así para nosotros.
Ahora, sí creo que está en nosotros vivir la situación de acuerdo a cómo decidamos tomarla. Una situación podemos vivirla pasivamente (tirarse al drama, creer que es una maldición que cayó sobre mí, que jamás podré reponerme a ese hecho, que la vida es un valle de lágrimas interminable) o vivirla de manera responsable y poner toda nuestra energía para sacar alguna lección de ese hecho y salir adelante. Eso hice yo.
Hoy hace 3 meses, sentí el dolor del alma más fuerte que había sentido, por momentos creí que no lo iba a poder soportar, quería correr a otra Galaxia, desaparecer, hundirme en la tierra, estuve en el limbo durante el velorio y los días siguientes, hasta que YO decidí, no Dios, ni el Universo, ni el plan Divino diseñado para mí, que quería salir fuerte de esa situación, que mi papá me había criado de cierta manera y que sus lecciones no se iban a quedar tiradas en una cama y embarradas en un kleenex lleno de rímel. Era el momento exacto para que esas lecciones tomaran vida. Entonces decidí actuar. De 3 meses para acá he leído 4 libros sobre duelos y espiritualidad, más de 10 artículos, he meditado, escrito, platicado sobre el tema y tomado terapias de Thetahealing, lo he hecho porque así soy yo, no porque el hecho me hizo así o porque la muerte de mi papá me hubiera traído cosas buenas, lo hice porque así lo decidí y porque así me formaron mis papás.
Creo que esto tiene mucho peso en la vida, a veces nos rendimos o victimizamos creyendo que todo fue diseñado así para nosotros, pasamos por una tragedia esperando que Dios nos mande la bendición que viene con ella, y si no llega, nos deprimimos más y la seguimos esperando – ¡porque yo me la merezco! ¡ya la vida me castigó, ahora tiene que premiarme! – perdón, pero no creo que la vida sea así. Las bendiciones de la vida están ahí, nosotros tenemos que buscarlas, y no después de una tragedia, sino siempre. Estamos llenos de herramientas para salir adelante, para crecer, pero todo el tiempo, no a costa de la muerte de alguien, o de la ruptura con el amor de nuestra vida, el crecimiento está ahí, frente a nosotros, sólo hay que ir por él.
Todo pasa por algo si así nosotros lo creamos, y no es que pase a propósito, ese algo pasa porque pasa, así de cruda es la vida a veces, pero nosotros podemos darle significado a ese algo. Hay gente que no libra los duelos, que se muere de depresión, se enferma o se suicida, no creo que haya tenido que morirse alguien antes para que ese otro se pudiera morir, ¿dónde estaría su bendición o su cosa buena entonces?
Veamos las cosas como son, tomemos responsabilidad de nuestras vidas, no es fácil, se los digo yo, cuesta y mucho, dejar la victimez no es nada cómodo, requiere de un desapego enorme y de un trabajo diario, pero vale la pena.
Hoy, a 3 meses de ese huracán que se llevó parte de mi corazón, puedo hablar del tema con una perspectiva diferente, busco todos los días encontrar bendiciones que apapachen mi corazón, recibo señales inexplicables que me manda la energía que ahora es mi papá, lloro diario, pero lloro para liberar, no para sufrir más.
Porque de la muerte de mi papá yo hice algo, no la muerte de mi papá hizo algo de mi…
Sus Bigler.
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