No me acuerdo haber vivido cambios fuertes en mi niñez, o si sí, probablemente no viví los cambios tan consciente o no era lo intensa que soy ahora. Pero en los últimos 3 años sí que me ha tocado vivir cambios muy fuertes, de esos que llegan de pronto, para los que no dio tiempo ni de hacer maletas, comprar boleto de avión o prepararse mentalmente, cambios sorpresivos, que te mueven la tierra y de los que no puedes volver atrás.
Cambio fuerte #1
Obviamente el primer cambio fuerte fue la muerte de mi papá hace casi 3 años, fue el primero y el más fuerte hasta el momento. Si miro hacia atrás, antes de ese momento, es como si viera otra vida, como una película sobre mí que no tiene nada que ver a lo que es ahora, ¿les ha pasado?, es como si vieran un cuento maravilloso que no se parece en muchas cosas a la historia actual. Antes de ese día, antes del 13 de diciembre del 2015, creo que no tenía conflictos tan «deep», la vida era bastante fluida y normal para mí. Hasta que dejé de ver a mi papá de un día a otro, hasta que verdaderamente me cayó el veinte de que nada es para siempre y que la vida tiene sus partes muy oscuras, crueles, donde parece no haber justicia, donde el meditar, rezar, pedir por algo no es suficiente o no es más que la fuerza natural de la vida. Ese día perdí un gran cacho del motor de mi felicidad y me enfrenté con una realidad que no conocía; yo despertaba diario con un mensaje positivo de mi papá en el celular, después recibía una llamada con alguna broma o algo a la mitad del día, y al terminar el día, alguna reflexión para cerrar, era lo máximo, y por más que ahora intento auto-motivarme, hacerme bromas y mantener la alegría, acepto que me es más difícil recuperarla por completo, un pedazo del motor se descompuso y nada lo puede arreglar, entonces con ese cambio, nada puede volver a ser como antes, y está bien, he aprendido a vivir con mi motor mutilado.
Cambio fuerte #2
Ese primer cambio fuerte me llevó al segundo; Beni, mi primer hijo. Al mes de haberme despedido de mi papá, me embaracé de Beni, sin haberlo planeado, sin haberme curado por completo de un mioma que tengo y por el cual se supone que me iba a tardar mucho en embarazar. Y así, de pronto, en un mismo día (el de mi cumpleaños #31) lloraba por mi papá y reía por la venida de mi primer hijo.
El cambio fuerte #2 ha sido tremendo, muy bonito por un lado, pero de eso todo mundo habla y comparte, pero para mí ha tenido un lado oscuro super fuerte, me he enfrentado al egoísmo, la impaciencia, la desidia, el miedo, la apatía, la desconexión y el enojo cara a cara. La maternidad me ha llevado a extremos de emociones que no había vivido con nadie más ni ante nada más. Me ha hecho dudar, llorar como nunca y hasta querer escapar. Y es que cuando tu alma es libre, cuando fuiste hija única acostumbrada a que todo se diera de la forma que quieres, cuando acabas de encontrar tu pasión y quisieras dedicarte a ella 24 horas del día, la idea de voltear tu energía hacia un ser que depende de ti es muy retador.
A veces siento que Benicio me enseña más a mí que yo a él, a veces siento que él entiende más lo que está pasando que yo, y no cabe duda que con su nacimiento nació una nueva Sus, igual de bebé, igual de inexperta, igual de curiosa, también con necesidad de apapacho, de cuidados, de cariños y de amor. Con Beni nació la Sus que pide ayuda, que necesita ser escuchada, comprendida y rescatada a veces, la que extraña a su papá y le llora por las noches, la que necesita ser cargada, nutrida y guiada.
Y no es que no asuma mi papel como mamá, sino que ahora también me volteo a ver a mí; cuando exploto, cuando me desespero, cuando no entiendo, me volteo a ver a mí y me doy cuenta de lo nueva que soy en esto, de lo fuera que está de mis manos gran parte de lo que siente o experimenta Beni, de lo unidos pero separados que somos y del reto tan importante que tengo en mis manos.
Cambio fuerte #3
El segundo embarazo. Uff, éste sí que está siendo un cambio tormenta. Tampoco había el plan en excel (como suelo hacer todos mis planes), esta bebé decidió llegar en un momento caótico en vida para sacarme de ahí, para enseñarme el camino correcto y para guiarme hacia lo que verdaderamente importa en la vida. Ir soltando todo mientras tanto ha sido muy doloroso, he soltado proyectos, propuestas de trabajo, mi libertad, planes de viaje, fantasías que tenía e incluso planes de excel muy bien formulados. Y prácticamente me he quedado con planes a nivel profesional pospuestos para el futuro, un agotamiento excesivo, miedos, incertidumbre y muchos otros cambios alrededor.
En los últimos 3 años, mi vida se ha vuelto un mar de cambios, no se va una ola cuando llega otra, y bueno, pues al final eso es lo que pedí en algún momento cuando regresé de la India; quería que mi vida fuera una aventura, y sin duda lo ha sido y lo está siendo, entre más entiendo de la vida tras experimentar cosas fuertes, entre más medito, entre más conecto y me trabajo a mí misma, más interesante se vuelve la vida, mas duele eso sí, pero más se saborea.
¿Qué he aprendido a hacer ante los cambios?
– Que hay que hacer nada. Lo primero es hacer nada, aceptarlos, y aceptar las emociones que vienen con ellos, ni modo, no hay de otra, intentar detener o manipular los cambios sale peor, lo he intentado.
– Respirar. Cuando un cambio llega de pronto, la respiración se detiene, o se vuelve más corta y eso tensa todo, nos da más estrés y no permite que el cambio fluya a través de nosotros. Respirar largo y profundo, con los ojos cerrados, oxigena nuestro cuerpo y nos ayuda a ver todo con claridad.
– Usar el poder de la imaginación. Algo que me funciona mucho es ponerle atención a las imágenes que llegan a mí, me acuesto, cierro los ojos y le permito a mi mente llenarme de imágenes. Nuestra mente tiene una capacidad enorme de imaginar y todo lo relaciona con la parte visual, con imágenes del pasado, del futuro o con simples fantasías. Ponerle atención a las imágenes, ayuda a entender cómo es que realmente estamos percibiendo la situación. Después de visualizarlas puedes anotar en un papel todo lo que vino a tu mente e incluso dibujarlo y tener más claridad de lo que en verdad estás sintiendo y experimentando.
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Llega una época en la vida en la que los cambios no dejan de llegar, cambios de todo tipo, confrontadores y premiadores y entre más avanzada sea nuestra vida, más podremos verlos. Acabo de vivir hace unos días el ver a mi abuelo materno despedirse de mi abuela materna con la mirada porque ya no puede hablar, él la tomó de la mano con dificultad, la buscó con los ojos que apenas podía abrir, la encontró, ella lo vio también, lo agarró de la mano y viéndose profundamente, ella asintió con la cabeza y después le dijo: ya mi viejito, está bien. Esa escena me hizo transportarme con imágenes a un recorrido por la vida de aquellos dos, el haber pasado sus propios cambios juntos, sus 8 hijos, el cambio de ciudad, todas su olas y sus tormentas, y a los 96 años, seguir viviendo cambios y enfrentando sacudidas, pero asintiendo con la cabeza, entendiendo que los cambios son, que llegan, suceden y que definitivo cada uno de ellos nos vuelve más maduros y fuertes.
Ojalá así pudiéramos todos graduarnos de esta vida, con una colección de cambios fuertes, llenos de imágenes de todo tipo y asintiendo con la cabeza, honrando lo que está por llegar y dispuestos a enfrentar la muerte, el cambio más radical para todos, con sabiduría y honor.
Con amor,
Sus.